En la profusión de belleza estética el joven de catorce veranos se erguía orgullosamente, dándose cuenta de lo ajustado que era ese escenario para su gloriosa belleza. Era la creación de Nerón, y aquí estaba un joven Nerón, en rostro y modales, reaparecido de repente para disfrutar lo que había sido obligado a abandonar prematuramente.
A pesar de todo, Nerón aún era el ídolo de las masas. Por años rosas frescas fueron depositadas sobre su tumba, la memoria de sus festivales era inolvidable, el desdén contra él se negaba a permanecer; era más que un dios, era una tradición, y su segundo adviento era esperado en secreto. Los egipcios habían proclamado que el alma tiene sus avatares; los romanos habían buscado en sus modos filosóficos todas las ideas sobre la migración de las almas hasta que Heliogábalo apareció en la distante Emesa, un Antonino a la cabeza de un ejército que lo adoraba, luego empezaron a pensar que los egipcios eran más sabios de lo que parecían, porque en los ojos azules del nuevo Emperador brillaba el espíritu de la magnificencia de Nerón.
7 comentarios:
me sorprende el rostro de este nubil nerón entrado en carnes incólumes que piden ser marcadas por un primer amante, mientras los ojos muestran ya los rastros de las visiones ígneas
debo decirlo, es invevitable: asoma de su rostro la carne trémula de la que hablaba rené
ese texto tiene esa proyecciòn tan deliciosa de Neròn , el muchacho de la foto tiene cara asustadiza, me encantò el texto, quizas la parte màs cultural cuando apela a algo màs directo como "Era la creación de Nerón, y aquí estaba un joven Nerón, en rostro y modales, reaparecido de repente para disfrutar lo que había sido obligado a abandonar prematuramente."
rebuscado, latero y sin identidad.
Y Heliogábalo cuando?
¿Cuándo va'i a escribir algo nuevo???? Ya me tení chata con tu Nerón. Eso no más. Chabela.
dònde estàs rodri?
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