Hoy creímos, mis amigos y yo, que unos cacos entraron a nuestra casa y robaron la bicicleta de mi amigo David. Almorzamos cruzando toda clase de hipótesis. En un momento Dupinesco dije:
- Hay dos posibilidades... o entraron por la ventana y salieron por la puerta... o a uno de nosotros se nos quedó la bicicleta en algún lugar.
Pero nadie admitió haber salido en esa bicicleta y nos resignamos a comprar entre todos una bicicleta para David.
Una hora después me llama uno de los detectives de la humilitas universalis y me dice:
- Boludo, dejaste la bicleta el viernes en el teatro de la Universidad Católica.
Así nomás fue.