31 agosto, 2009

The roving jewel

Se sube al alféizar, se sujeta con fuerza a la cuerda de la persiana y ve su oscura silueta en el espejo. Le parece encantadora y empieza a sentir compasión de sí misma. "Se acabó", dice en voz baja y, antes de que sus pies se separen del alféizar, ya se siente muerta. Cae de cabeza y se desnuca. Su cuerpecito queda extrañamente doblado sobre la hierba. El primero que la encuentra es el perro. El animal mete la cabeza entre las piernas de la niña y empieza a lamer. En vista de que no se mueve, se tiende a su lado y suavemente empieza a llorar.

Karen Dalton
"Katie Cruel"
(1971)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay. Eso es como un poquito esto pero más sórdido.

M.