22 septiembre, 2011

Leonardo Sanhueza: 'Alameda tras las rejas', Las Últimas Noticias


Si bien ya era conocido por diversas traducciones, entre ellas Aullido de Allen Ginsberg y Abejas de Sylvia Plath, y su nombre circulaba desde hacía tiempo en algunas antologías y revistas, el poeta Rodrigo Olavarría se mantuvo en reserva durante años, sin dar más que unas tenues pistas acerca de su trabajo literario. Alameda tras las rejas es, entonces, su primer libro, pero como lo sería el primer libro de un veterano de guerra. Escrito bajo una engañadora y variable forma de un diario de vida, plantea de entrada el problema de los géneros literarios y su relación con la experiencia. Parece preguntarse: ¿qué tiene que ver la vida diaria con los poemas que parecen poemas, con las historias que parecen historias y, en fin, con las convenciones del arte? El diario de vida, como género, ofrece una total libertad. De buenas a primeras, el libro se aparece como una expiación amorosa, pero luego, gracias a esa libertad, esa línea temática se va entramando con otras que van y vienen en el transcurso de los días: de pronto, la visita a una abuela en el sur trae la presencia de la vejez y la muerte, pero también flashbacks de la niñez y postales del paisaje; más allá, habla de sus anteojos y de lo que les pasó cuando él protagonizó una cinematográfica y absurda caída desde una ventana rota de una micro en movimiento; a pito de nada, consigna los teléfonos de Teófilo Cid y Vicente Huidobro por si el lector “llega a estar en 1940”; y un poco más allá, el autor anota sus lecturas del día, sus aforismos, sus canciones, para llegar otra vez al punto de partida: algo así como la imposibilidad del amor y la especie de combate que se libra en el libro, donde el autor se ve a sí mismo como un esclavo o, también, como un soldado en la trinchera de una guerra alegórica. “El libro que estoy escribiendo no es el que quiero escribir, este libro sólo existe en virtud de uno que no existirá nunca”, dice Olavarría. La tensión entre ambos libros, el libro utópico y el real, es justamente lo que le da movimiento a este libro insólito, brillante y maravillosamente extraño.—

Leonardo Sanhueza, Las Últimas Noticias, 3 de Noviembre de 2010.

No hay comentarios.: