“LA NACIÓN DEL CANSANCIO Y LA RESPIRACIÓN TAQUICARDIACA…”
Pablo
de Rokha, el atrabiliario y vital escritor chileno, visitó por entonces
Bolivia, ganado por su amistad hacia los jefes del PIR y su recelo, mezclado de
curiosidad, por la obra del MNR y Villarroel. Acababa de sr colgado por la
multitud enardecida, el presidente que había intentado cambiar las reglas del
juego político, dando, a cada cual, lo que correspondí, pero en lo más
profundo, nada había cambiado todavía. Escribe de Rokha en su colorido estilo
(Interpretación dialéctica de América): "La economía de Bolivia es
precaria y arcaica. El boliviano es minero-industrial, agricultor-consumidor o
especulador “ponguero” burócrata o intermediario; cuando es minero industrial
ya no es boliviano, es rosquero internacional, cuando es minero pobre es un
poeta de la industria minera, raído y descapitalizado, con las costillas a flor
del chaleco; cuando es agricultor-consumidor es indio o cholo y anda a pata
pelada, cuando es agricultor especulador-ponguero es Señor de Horca y Cuchillo
de la gleba horrenda, dueño del “pongo” y rey de su familia, amo del campo,
tanto como lo fueron, en los viejos imperios, los Emperadores, es un esclavo
del gran capital imperialista y es el “caballero-distinguido” que, latifundista
quebrado y descapitalizado, arruina a América cuando es burócrata, está piojoso
de escribir versos; y cuando es intermediario está en todos los gobiernos y
procura echar abajo a todos los gobiernos, a fin de pescar a río revuelto…”
Rica,
despoblada, vieja e infinitamente angustiosa, infinitamente polvorosa de
milenios, Bolivia da tonalidad arcaica a la tragedia americana. Por entre sus
grandes ruinas y vestigios, los antepasados sollozan. Es un país con la cabeza
vuelta, terriblemente, al pretérito, y con el corazón entre dos espadas: la
sierra helada y antiquísima y los trópicos envenenados por un sol asesino y
estupendo. Nunca a una música la encontré un olor a raíz de mundo y a
antigüedad infinita como a la boliviana. Mi país es volcánico, mi país es
dramático e insular, pero la aventura de la existencia está condicionada por la
médula india, heroica pero remota y apolillada en la entraña heroica, pero
terrosa de eternidad, en los subsuelos, lo que es terrible, porque el hombre
entonces, al asomar la cabeza al filo del mundo, llega con los huesos cansados.
Es pues Bolivia, la nación del cansancio y la respiración taquicardiaca. Solo
la salvará la voluntad y la organización soberbia en un plano de ancho volumen
y un gran programa histórico. Uno se pregunta por qué los niños de Bolivia no
nacen con el pelo blanco de canas… ¿Es la desgracia histórica? no; es la
falencia histórica porque Bolivia parece que se hubiera detenido, a la orilla
de los acontecimientos a mirar pasar la vida.”
Pablo
de Rokha, “Interpretación dialéctica de América: los cinco estilos del
Pacífico: Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia”. Buenos Aires: Claridad, 1947.
367 p.; 23 cm.
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