10 enero, 2014

Pablo de Rokha sobre Bolivia.



“LA NACIÓN DEL CANSANCIO Y LA RESPIRACIÓN TAQUICARDIACA…”

Pablo de Rokha, el atrabiliario y vital escritor chileno, visitó por entonces Bolivia, ganado por su amistad hacia los jefes del PIR y su recelo, mezclado de curiosidad, por la obra del MNR y Villarroel. Acababa de sr colgado por la multitud enardecida, el presidente que había intentado cambiar las reglas del juego político, dando, a cada cual, lo que correspondí, pero en lo más profundo, nada había cambiado todavía. Escribe de Rokha en su colorido estilo (Interpretación dialéctica de América): "La economía de Bolivia es precaria y arcaica. El boliviano es minero-industrial, agricultor-consumidor o especulador “ponguero” burócrata o intermediario; cuando es minero industrial ya no es boliviano, es rosquero internacional, cuando es minero pobre es un poeta de la industria minera, raído y descapitalizado, con las costillas a flor del chaleco; cuando es agricultor-consumidor es indio o cholo y anda a pata pelada, cuando es agricultor especulador-ponguero es Señor de Horca y Cuchillo de la gleba horrenda, dueño del “pongo” y rey de su familia, amo del campo, tanto como lo fueron, en los viejos imperios, los Emperadores, es un esclavo del gran capital imperialista y es el “caballero-distinguido” que, latifundista quebrado y descapitalizado, arruina a América cuando es burócrata, está piojoso de escribir versos; y cuando es intermediario está en todos los gobiernos y procura echar abajo a todos los gobiernos, a fin de pescar a río revuelto…”

Rica, despoblada, vieja e infinitamente angustiosa, infinitamente polvorosa de milenios, Bolivia da tonalidad arcaica a la tragedia americana. Por entre sus grandes ruinas y vestigios, los antepasados sollozan. Es un país con la cabeza vuelta, terriblemente, al pretérito, y con el corazón entre dos espadas: la sierra helada y antiquísima y los trópicos envenenados por un sol asesino y estupendo. Nunca a una música la encontré un olor a raíz de mundo y a antigüedad infinita como a la boliviana. Mi país es volcánico, mi país es dramático e insular, pero la aventura de la existencia está condicionada por la médula india, heroica pero remota y apolillada en la entraña heroica, pero terrosa de eternidad, en los subsuelos, lo que es terrible, porque el hombre entonces, al asomar la cabeza al filo del mundo, llega con los huesos cansados. Es pues Bolivia, la nación del cansancio y la respiración taquicardiaca. Solo la salvará la voluntad y la organización soberbia en un plano de ancho volumen y un gran programa histórico. Uno se pregunta por qué los niños de Bolivia no nacen con el pelo blanco de canas… ¿Es la desgracia histórica? no; es la falencia histórica porque Bolivia parece que se hubiera detenido, a la orilla de los acontecimientos a mirar pasar la vida.”


Pablo de Rokha, “Interpretación dialéctica de América: los cinco estilos del Pacífico: Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia”. Buenos Aires: Claridad, 1947. 367 p.; 23 cm.

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