20 octubre, 2015

Cinco poemas de William Carlos Williams



BUENAS NOCHES

Bajo la luz brillante del gas
abro la llave del lavaplatos
y veo el agua salpicar
la blanca y limpia cerámica.
A un lado de
las ranuras del escurridero
un vaso lleno de perejil—
de un verde nítido.
Esperando
que el agua se enfríe—
echo una mirada al suelo impecable—:
un par de sandalias de goma
una al lado de la otra
bajo la mesa de pared
todo está en orden para la noche.
Esperando, con un vaso en la mano
—tres chicas vestidas de raso rojo
pasan cerca de mí en
el susurrante fondo de
la abarrotada ópera—
es
la memoria y sus payasadas—
tres difusas e insignificantes chicas
colmadas de aromas y
el murmullo de telas
que se frotan con telas y
pequeñas zapatillas en la alfombra—
¡francés de instituto
hablado en voz alta!
Perejil en un vaso,
inmóvil y resplandeciente,
me hace regresar.
Tomo un sorbo y
bostezo deliciosamente.
Estoy listo para acostarme.


JUEVES

He tenido mi sueño—como otros—
y nada en él se ha cumplido, de modo que
ahora descanso sin preocupaciones
con los pies bien plantados en el suelo
y miro al cielo—
sintiendo mi ropa a mi alrededor,
el peso de mi cuerpo en mis zapatos,
el borde de mi sombrero, el aire que pasa dentro y fuera
hacia mi nariz—y decido no soñar más.


TARDE PARA EL CLIMA VERANIEGO

Tiene puesto
un viejo sombrero gris claro
Ella una boina negra

Él un suéter sucio
Ella un abrigo viejo azul
que le queda ajustado

Pantalones grises anchos
Falda roja y
zapatos de tacón rotos

Gordo Perdido Paseando
por ningún sitio en particular
por el barrio alto van pateando

y hacen un camino a través
de montones de
hojas de arce en el suelo

todavía verdes—y
nítidas como billetes de un dólar
Nada qué hacer. ¡Opa!


RETRATO PROLETARIO

Una joven alta sin sombrero
con delantal

Su pelo peinado hacia atrás, parada
en la calle

Un pie con medias roza
la acera

Su zapato en la mano. Mirándolo
con atención

Ella saca la plantilla de papel
para encontrar el clavo

Que le ha estado haciendo daño


LA JOVEN ESPOSA

A las diez AM la joven esposa
se pasea en negligé tras
las paredes de la casa de su marido.
Yo paso solo en mi auto.

Luego ella baja a la vereda
a llamar al heladero, al pescadero y se queda,
tímida, sin corsé, acomodándose
algunos cabellos; y yo la comparo
con una hoja caída.

Las silenciosas ruedas de mi auto
pasan crepitando sobre
hojas secas mientras saludo y sonrío.

*

GOOD NIGHT

In brilliant gas light
I turn the kitchen spigot
and watch the water splash
into the clean white sink.
On the grooved drain—board
to one side is
a glass filled with parsley—
crisped green.
Waiting
for the water to freshen—
I glance at the spotless floor—:
a pair of rubber sandals
lie side by side
under the wall—table
all is in order for the night.
Waiting, with a glass in my hand
— three girls in crimson satin
pass close before me on
the murmurous background of
the crowded opera—
It is,
memory playing the clown—
three vague, meaningless girls
full of smells and
the rustling sound of
cloth rubbing on cloth and
little slippers on carpet—
high school French
spoken in a loud voice!
Parsley in a glass,
still and shining,
brings me back. I take my drink
and yawn deliciously.
I am ready for bed.


THURSDAY

I have had my dream — like others —
and it has come to nothing, so that
I remain now carelessly
with feet planted on the ground
and look up at the sky —
feeling my clothes about me,
the weight of my body in my shoes,
the rim of my hat, air passing in and out
at my nose — and decide to dream no more.


LATE FOR SUMMER WEATHER

He has on
an old light grey Fedora
She a black beret

He a dirty sweater
She an old blue coat
that fits her tight

Grey flapping pants
Red skirt and
broken down black pumps

Fat Lost Ambling
nowhere through
the upper town they kick

their way through
heaps of
fallen maple leaves

still green—and
crisp as dollar bills
Nothing to do. Hot cha!



PROLETARIAN PORTRAIT

A big young bareheaded woman
in an apron

Her hair slicked back standing
on the street

One stockinged foot toeing
the sidewalk

Her shoe in her hand. Looking
intently into it
She pulls out the paper insole
to find the nail

That has been hurting her


THE YOUNG HOUSEWIFE

At ten AM the young housewife
moves about in negligee behind
the wooden walls of her husband’s house.
I pass solitary in my car.

Then again she comes to the curb
to call the ice-man, fish-man, and stands
shy, uncorseted, tucking in
stray ends of hair, and I compare her
to a fallen leaf.

The noiseless wheels of my car
rush with a crackling sound over
dried leaves as I bow and pass smiling.




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