Vea Aline, No sea tonto. Aline es un cortometraje escrito y dirigido por el joven realizador shileno/brasileiro Rodrigo Alvarado radicado en la ciudad de Rio de Janeiro. Producido por Moi Non Plus Films. Que no se lo cuenten, vealo con sus propios ojales.
Bloc de notas y archivo de columnas, traducciones, poemas y escritos varios de Rodrigo Olavarría
27 septiembre, 2006
Lecturas hoy miércoles y mañana jueves
Hágale click a las imágenes. Se trata de una lectura de poesía en la casa central de la U. de Chile donde participamos poetas de varias generaciones. Estarán presentes Federico Schopf, Andrés Morales, Javier Bello, Simón Villalobos, Victor Quezada, Juan Santander y Rodrigo Olavarría, su servidor. A las 19.00 hrs. Le lleva coloquio después. Y mañana se repiten la torta los poetas en el bar del pescado frito o Plata Quemada, como le dicen los siúticos de siempre, a eso de las 21.00 hrs. Le lleva de todo después.
La compañera Jane Fonda
Efraín Barquero no pensaba en Jane Fonda al escribir los poemas a "La Compañera" pero aquí la tienen poco tiempo antes de viajar a Hanoi para dar apoyo a Vietnam del Norte. Una explicación para los que no vieron Pelotón o Apocalipsis Now: Los del norte son los comunistas.
Jane Fonda lo hizo todo, desde bañarse desnuda con Greta Garbo y Michael Jackson a filmar el primer video de ejercicios caseros. Es una mujer inteligente y bella, si le caben dudas recomiendo ver la entrevista del Actor's Studio si pueden tolerar a James Lipton.
Jane Fonda estuvo casada con el director Roger Vadim, él la forzaba a hacer tríos con otras mujeres. Ella no lo hacía por gusto pero era incapaz de negarse. Lo increíble de Vadim es que durante los años sesentas estuvo casado con Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Jane Fonda, en ese orden.
Rô dijo: Vadim no puede sino ser un genio.
Jane Fonda lo hizo todo, desde bañarse desnuda con Greta Garbo y Michael Jackson a filmar el primer video de ejercicios caseros. Es una mujer inteligente y bella, si le caben dudas recomiendo ver la entrevista del Actor's Studio si pueden tolerar a James Lipton.
Jane Fonda estuvo casada con el director Roger Vadim, él la forzaba a hacer tríos con otras mujeres. Ella no lo hacía por gusto pero era incapaz de negarse. Lo increíble de Vadim es que durante los años sesentas estuvo casado con Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Jane Fonda, en ese orden.
Rô dijo: Vadim no puede sino ser un genio.
25 septiembre, 2006
No, el amor no ha muerto
Hoy leí un poema de Robert Desnos en el blog de una chica y recordé un poema que me volvía loco cuando tenía 18 años y vivía en Concepción, estaba en Actas Surrealistas, una antología de textos surrealistas traducidos por Braulio Arenas. Siento algo de distancia con el que fui en esa época pero el verso donde dice: En mí que no soy ni Ronsard ni Baudelaire... me afecta de la misma manera que hace todos esos años. En todo caso, digámoslo, menos mal que Desnos no fue Ronsard.
Desnos perteneció a la resistencia durante la ocupación alemana de París, por esto fue detenido y llevado a un campo de concentración, donde enfermó de tifus si mal no recuerdo. Cuando se produjo la liberación de ese campo de prisioneros salió caminando rumbo a París y a su mujer pero se encontraba demasiado débil y murió en el camino.
En la foto que está un poco más arriba no está durmiendo, está hipnotizado dictando poemas en unas sesiones que se realizaban en la casa de André Breton, otro hipnotizado célebre que recitaba sus poemas era René Crevel, que según Juan Luis Martínez era "el más buenmozo de los surrealistas".
No, el amor no ha muerto
No, el amor no ha muerto en este corazón estos ojos y esta boca que anunciaba
el inicio de sus funerales.
Escuchen, estoy harto de lo pintoresco y de los colores y del encanto.
Amo el amor, su ternura y su crueldad.
Mi amor no tiene más que un solo nombre, una sola forma.
Todo pasa. Bocas se pegan a esta boca.
Mi amor no tiene más que un nombre, una forma.
Y si algún día te acuerdas
Oh tú, forma y nombre de mi amor,
Un día en el mar entre América y Europa,
A la hora donde el rayo final de sol reverbera sobre la ondulada superficie de las
olas, o bien una noche de tormenta bajo un árbol en el campo, o en un coche veloz,
Una mañana de primavera en el bulevar Malesherbes,
Un día de lluvia,
Al amanecer antes de acostarte,
Piensa, se lo ordeno a tu fantasma familiar, que fui el único que te amo más y que
es una pena que no lo hayas conocido.
Dime que no hay que extrañar las cosas: Ronsard antes que yo y Baudelaire han
cantado el lamento de viejas y muertas que despreciaron el amor más puro.
Tú, cuando estés muerta,
Serás hermosa y todavía deseable.
Yo ya estaré muerto, enteramente encerrado en tu cuerpo inmortal, en tu
asombrosa imagen presente para siempre entre las perpetuas maravillas de
la vida y de la eternidad, pero si vivo
Tu voz y su acento, tu mirada y sus rayos
El olor a ti y el de tus cabellos y muchas otras cosas vivirán aún en mí,
En mí que no soy Ronsard ni Baudelaire,
En mí que soy Robert Desnos y que, por haberte conocido y amado,
Valgo tanto como ellos.
Yo que soy Robert Desnos, para amarte
Y que no quiero ligar otra fama a ami nombre sobre esta tierra despreciable.
24 septiembre, 2006
Crazy Diamond
Por causa de su locura el poeta Friederich Hölderlin vivió recluido más de veinte años en la casa de un carpintero, hasta el día de su muerte. Por su parte, Gerard de Nerval salió y entró de sanatorios mentales hasta que una noche se ahorcó en la calle de la vieja linterna, Antonin Artaud pasó 10 años en varios asilos mentales hasta que en 1946 fue liberado. En la obra de todos ellos existe una lucidez salvaje imposible de hallar en otros autores. En sus textos se respira la posibilidad de que se nos muestre el otro lado, el lugar con sombras.
El 6 de Enero de 1946, en Cambridge nació Roger Keith Barrett. Cuando contaba 21 años dos de sus canciones (“Arnold Layne” y “See Emily Play”) estaban en la punta de los rankings británicos, pero a partir de Octubre de 1967 su mente y muchas de sus acciones se vuelven inescrutables para quienes le rodeaban. Es entonces cuando es abandonado por la banda que él mismo había llamado Pink Floyd. Su participación en el segundo disco de estos es bastante menor, de hecho aparece casi como un fantasma al final de “Soucerful of Secrets” cantando “Jugband Blues”. El caso es que EMI no se resignaba a perderlo y desde mayo de 1968 organizó sesiones de grabación donde Barrett apenas podía hilar por los efectos del LSD, que aun consumía. Pero en marzo de 1969 fue el propio Barrett quien llamó al sello para preguntar si podía volver al estudio. Un mes después, el 10 de abril de 1969 se iniciaron las grabaciones de lo que sería “The Madcap Laughs”.
El primer día de estudio Barrett presentó demos con canciones de 10 minutos a las que quería agregar ruidos de motocicletas. El segundo día grabó “Opel”, una canción que tardó casi 20 años en ser editada. El 3 de mayo de 1969 se integraron los músicos invitados, estos no eran nada menos que los Soft Machine. Mike Ratledge se hizo cargo de los teclados, Robert Wyatt de la batería y Hugh Hopper del bajo. Así y todo, la forma distendida y errática de ejecutar de Barrett les hizo muy difícil a estos músicos grabar sus pistas y esto se nota. Es posible oírlos en “It’s No Good Trying” y “Love You”. La única intervención de otro músico es la de David Gilmour en “Octopus”.
Poco después se cambia al productor Malcolm Jones por David Gilmour y Roger Waters, esto pese a que las notas del estudio señalan a Barrett y a Gilmour como productores. El 26 de Junio fue la última sesión, de ella sobreviven “Feel” grabada en una sola toma y “If It's In You”. Es interesante plantearse porqué David Gilmour dejó en la mezcla final del álbum los errores al comienzo de “If It’s In You”, quizás suponía que eso agregaría algo al mito de la locura de Barrett o que le daría un toque de espontaneidad al disco, como ocurre en “Bob Dylan’s 115th Dream” de “Bringing It All Back Home”.
Existe un artículo de prensa donde Malcolm Jones (el productor de las primeras sesiones) señala que al oír “If It’s In You” en el Lp original su reacción fue, primero de rabia y luego de aburrimiento. La rabia se justifica por el hecho de que estos errores o “false starts” no agregan una atmósfera de “jam” sino que muestran a Barrett desafinado y en el peor de los casos, como si fuera incapaz de tocar una canción y esto, según Jones, jamás ocurrió en las sesiones que él produjo. Las sesiones de mezcla demoraron hasta el 6 de octubre cuando finalmente se dio a las canciones el orden que hoy conocemos.
Hay algo frágil que se nos evidencia, una conciencia en conflicto con sus propias capacidades, el límite que impone la enfermedad. Oímos un sujeto que duda, se equivoca y tartamudea, alguien podría preguntar porqué habría que escuchar música de esas características. Lo que aquí existe son básicamente bellas canciones cargadas de una emoción que nadie es capaz de obviar. En ellas el dolor y el intento de redimir ese dolor a través de las canciones son imposibles de negar. Syd Barrett existe mucho más allá de la ampulosa banda, llena de gestos grandilocuentes, que todavía es Pink Floyd. Sólo hay que pensar que, al mismo tiempo que Barrett grababa “The Madcap Laughs”, ellos trabajaban en “Umma Gumma”.
El uso de imágenes compuestas y la elección de palabras más por su sonoridad más que por su significado hacen de las letras de Syd Barrett, tal vez, las más cercanas a la poesía de entre todos los músicos, olvidémonos de Leonard Cohen, también de Dylan. Como ejemplo podría citar casi cualquier verso, pero optaré uno que escucho en este momento, de “Terrapin”: “fangs all round the clown is dark / below the boulders hiding on the sunlight is good for us”. Aquí cabe consignar otro hecho importante, la letra de la canción “Golden Hair” es un poema del libro “Chamber Music” de James Joyce, quien fue de los primeros escritores en intentar reproducir el modo en que se asocian las ideas en la conciencia de los seres humanos, sin lugar a dudas se puede decir que algo de esto hay en las letras de Barrett, como por ejemplo, en “Dark Globe” o “Feel”, canción que, dicho sea de paso, fue grabada en una sola toma y que, cito: “she misses her crawl far ley grew / heady aside in a dell inside an eye be the lonely one my bride”.
Pero Syd Barrett no es pedante, por lo que podríamos llamar su “competencia literaria”, de hecho su escritura es de un tono menor. Se parece un poco a los poemas de los trovadores y al mismo tiempo a un bufón que, entre broma y broma, va señalando verdades. Barrett nunca se toma la voz de representante de su generación, no pontifica sobre la guerra ni sobre política, no crea un himno generacional al estilo “Blowin’ In The Wind.
El mismo Barrett se ocupa de parodiar al Dylan de “Tombstone Blues” en la recientemente recuperada “Bob Dylan Blues” que tiene líneas del tipo: “I got the Bob Dylan blues and the Bob Dylan shoes / and my head and my hair is in a mess, / but you know I just couldn’t care less”, incluso hay una parte donde ya no hay parodia sino directamente burla: “Gonna write me a song ‘bout what’s good and what’s wrong about god and the war and all that” y también un poco después “Cause I’m a poet all know it, in the wind you can blow it, cause I’m Mr. Dylan the king, and I’m free as bird on the wing”.
De todos modos es imposible negar que esta crítica a Dylan viene aparejada de una buena dosis de admiración, es decir, no sería imposible entender las canciones más narrativas de Barrett, como “Here I Go”, canción donde hace una evidente referencia a su salida de Pink Floyd, sin hacer el vínculo, por ejemplo, con “Motorpsycho Nightmare” de Dylan, tanto por su humor como por la agudeza de su ironía. La canción trata de una chica que lo deja porque ya no toca en una banda famosa, entonces él le escribe una canción para que se olvide de esa banda, todo termina en el anuncio de un posible matrimonio con la hermana de la chica, todo gracias a la canción.
Bowie ha dicho que para escribir canciones imitaba el estado de inconciencia desde donde provendrían las canciones de Syd Barrett. Desde ese estilo libre habría empezado a expandir su inconsciente y a componer las canciones que grabaría en “The Man Who Sold The World”. La influencia de Barrett en David Bowie puede incluso ser tan o más importante que la de Lou Reed o Iggy Pop, además es clave para pensar en su evolución.
A mediados de los setentas, después de una estadía en un asilo mental, un noviazgo fracasado y el abandono total de las drogas, Barrett se mudó a la casa de su madre y luego a una casa a pocas cuadras de ella, en Cambridge, donde aún vive. Fuera de los tímidos fans que golpeaban su puerta, estaba en paz. Ni siquiera notó la replica de su cabeza que se paseó por la ciudad mientras se filmaban los videos de “The Division Bell” en 1994. Su familia dice que pasaba el tiempo pintando y al mismo tiempo, escribiendo un libro sobre historia de la pintura, aunque no había tenido intenciones de facilitar su publicación.
Tenía en casa una guitarra acústica, ya no su mítica Fender Telecaster. Hasta hace poco se decía que sólo escuchaba música clásica, pero para su cumpleaños del año 2001 recibió discos de Booker-T y de los Rolling Stones, los cuales escuchaba regularmente. Cuando Pink Floyd lanzó el disco recopilatorio “Echoes” la BBC presentó un documental llamado “Omnibus”, su hermana informó que habían visto juntos el programa y que Roger había disfrutado mucho escuchar “See Emily Play” aunque, en general, todo le había parecido “un poco ruidoso”. El 2003 se hicieron públicas una fotos de Barrett yendo a comprar el pan en bicicleta, estaba calvo y se veía tranquilo, esa imagen parecía reflejar la estabilidad que había alcanzado en los últimos años de su vida.
Murió el domingo 10 de Julio recién pasado a los 60 años, se sabe que sufría de diabetes aunque aún no hay seguridad de que esa enfermedad hay causado su muerte. La noticia de su muerte se hizo publica a través de los agentes de prensa de Pink Floyd quienes aseguraron que se realizaría un entierro discreto.
22 septiembre, 2006
Too Old To Lose It, Too Young To Choose It
“The game looks easy that's why it sells”
elliott smith
Hay sujetos que nunca salen del alcance de la idolatría y cargante memoria de los fans, los hay de todos los tipos, desde Cristo a Elvis, pasando por John Lennon, Jim Morrison, Syd Barrett, Ian Curtis, Kurt Cobain o Jeff Buckley, pero también los hay mártires menores, santos mínimos de una iglesia con una iconografía en expansión, nombres que no dan para un graffiti desesperado en el baño de una cervecería y, lo digo desde ya, esta columna no quiere ser un llamado a que se inscriban sus nombres en el salón de la fama de los urinarios. Yo pienso a veces en ellos, en esos muertos de nadie, en esos roqueros que se mueren y pasan días con el terno de madera sin que nadie los eche de menos, pienso en sus iglesias hipotéticas y es por eso es que me caliento cuando alguien hace referencia a ellos creyendo hacer una choreza, como Oscar Hahn, cuando escribe unos versos que suenan a chochera y a tibia canción de cuna, donde dice: “Tienen rabia los cantantes de rock ‘n roll / Tiene rabia Kurt Cobain”.
Pero no diré una palabra más sobre Oscar Gallo, porque hoy pienso en Tim Buckley, Shannon Hoon, Layne Staley y Elliott Smith y no se trata de rocanrol. Pienso en la voz rotunda del papá de Jeff en Song To The Siren, esa canción desesperada que es como el prólogo de la muerte de un adicto y en el caso de Tim, el prólogo de su propia sobredosis. La voz de Tim sobrevuela las aguas de esos mares sin embarcaciones como el verbo antes de la creación, solitario, pidiendo amor y recibiendo la misma respuesta que en La Inhumana de la Violeta Parra, vuelve mañana, hoy no fiamos, mañana sí.
Después pienso en la dulzura de Shannon Hoon, sus ojeras y sus ojos en el video de Toes Across The Floor, en esa guitarra que pareciera estar hipnotizando un vivo o velando un muerto, en la expresión de su rostro justo antes del coro o el gesto con que tira del micrófono para cantarlo. Basta ver a los demás integrantes de la banda para saber que Shannon Hoon estaba lejos y que un par de meses antes de su muerte ya estaba encargado. El caso de Layne Staley es distinto, él nunca tuvo el espectro luminoso que Hoon fue perdiendo, sino que era como un lagarto anciano.
Hace unos años estaba viendo Singles, una película de Cameron Crowe donde en varias escenas había miembros de bandas grunge, aparecían Pearl Jam, Soundgarden, creo que Screaming Trees y, en una escena, Alice In Chains tocando en vivo. Recuerdo a Layne Staley de pie, inclinado hacia adelante y sosteniendo el micrófono con las dos manos, el pelo largo rubio con dreadlocks tomado hacia atrás y unas gigantes gafas negras, el cuerpo delgadísimo. Una imagen tan hermosa como la de la madonna pintada en el panel derecho del tríptico de Dresden de Jan Van Eyck, pero muy violenta. Tal vez esa imagen no me hubiese impresionado tanto si por esos mismos días no me hubiese enterado de como su muerte estaba precalentando, eran dos o tres reportes en internet que contaban como la gangrena le cobró la pierna izquierda y el brazo izquierdo, la amputación y, más tarde, del estado putrefacto en que lo encontraron varios días después de una muerte por sobredosis.
Por su parte, Elliott Smith había dejado la heroína para la época en que murió y estaba trabajando en From A Basement On The Hill, el mejor disco póstumo de la historia. Las melodías de esas canciones son tristes, pero tan hermosas que impiden ver la desolación en los textos. Una navidad con jeringas bajo el árbol, un viejo pascuero flacucho que vende heroína y la conciencia de no poder hacer nada más para preparar la muerte de lo que ya se ha hecho. Eso es una canción y se llama King’s Crossing. En la película The Royal Tenenbaums de Wes Anderson hay una escena donde ponen una canción de Elliott Smith donde se compara a un muchacho con una aguja en el pajar, que en inglés se dice needle in the hay y que también significa jeringa en el pajar. Elliott Smith se clavó un cuchillo en el pecho en noviembre del 2004.
La muerte es todo lo que observamos despiertos, eso lo dijo Heráclito de Efeso hace dos mil seiscientos años. Yo no creo en eso de “Tienen rabia los cantantes de rock ‘n roll”, lo que pasa es que la muerte es todo lo que observamos despiertos.
*
Recomiendo un vinculo para quien quiera bajarse un excelente concierto de Elliott Smith en Estocolmo en 1998. Las razones para recomendarlo son varias, primero tiene un excelente sonido, segundo toca varias canciones del Either/Or y además esa noche este individuo se hallaba con todas las luces prendidas, la interpretación vocal y en guitarra le paran los pelos al más plantado.
Haz un click aquí para bajar el concierto.
Haz otro click aquí si quieres bajar la aparición de Elliott Smith en la radio KCRW.
Haz otro click más aquí si quieres bajar los demos de la época de "From a basement on the hill".
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Not fade away
El 3 de febrero de 1959 un avión cayó en algún lugar de Minessotta, en ese avión viajaban The Big Bopper, Richie Valens y Buddy Holly después de un concierto.
El vuelo lo había pagado Buddy Holly para él y su banda, pero estos les cedieron el puesto al Big Bopper y a Richie Valens que estaban resfriados. Uno de estos afortunados fue Waylon Jennings, el bajista de Buddy, que años más tarde haría fortuna como cantante country.
El avión estuvo 20 minutos en el aire según consta, después cayó al suelo, se partió en la mitad y se arrastró por 400 metros hasta que se detuvo al chocar con un cerco. Las parte delantera estaba separada por más de 200 metros de la trasera, en la distancia que mediaba entre las dos estaban los cuerpos de Buddy Holly, Richie Valens y el Big Bopper. Según un reporte la cabeza de Buddy estaba abierta y le faltaba al menos un tercio de la masa encefálica.
Buddy Holly compuso canciones geniales e imposibles de comparar con las de ninguno de sus pares, "That'll be the day", "Everyday", "Peggy Sue", "Rave on", "Not fade away" y podría seguir mucho rato nombrándolas así de memoria. Buddy tenía 22 años cuando murió, Richie Valens tenía apenas 17. Y si alguien pregunta indignado ¿Quién carajos es Richie Valens?, pues bien, él fue el primer rocker latino, se llamaba Ricardo Valenzuela y es el autor de "Donna", "Come on let's go" y de la actualización de "La Bamba".
En homenaje a Buddy Holly, el 3 de febrero de 1959 ha sido llamado "El día que la música murió", Eddie Cochran (otro joven martir) escribió "Three Stars" que le lleva una pequeña recitación en que recuerda a los tres finados y Don McClean compuso la elegíaca "American Pie", donde aparecen unos jóvenes borrachos con whisky que cantan "That'll be the day that I die, that'll be the day that I die..."
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