Por causa de su locura el poeta Friederich Hölderlin vivió recluido más de veinte años en la casa de un carpintero, hasta el día de su muerte. Por su parte, Gerard de Nerval salió y entró de sanatorios mentales hasta que una noche se ahorcó en la calle de la vieja linterna, Antonin Artaud pasó 10 años en varios asilos mentales hasta que en 1946 fue liberado. En la obra de todos ellos existe una lucidez salvaje imposible de hallar en otros autores. En sus textos se respira la posibilidad de que se nos muestre el otro lado, el lugar con sombras.
El 6 de Enero de 1946, en Cambridge nació Roger Keith Barrett. Cuando contaba 21 años dos de sus canciones (“Arnold Layne” y “See Emily Play”) estaban en la punta de los rankings británicos, pero a partir de Octubre de 1967 su mente y muchas de sus acciones se vuelven inescrutables para quienes le rodeaban. Es entonces cuando es abandonado por la banda que él mismo había llamado Pink Floyd. Su participación en el segundo disco de estos es bastante menor, de hecho aparece casi como un fantasma al final de “Soucerful of Secrets” cantando “Jugband Blues”. El caso es que EMI no se resignaba a perderlo y desde mayo de 1968 organizó sesiones de grabación donde Barrett apenas podía hilar por los efectos del LSD, que aun consumía. Pero en marzo de 1969 fue el propio Barrett quien llamó al sello para preguntar si podía volver al estudio. Un mes después, el 10 de abril de 1969 se iniciaron las grabaciones de lo que sería “The Madcap Laughs”.
El primer día de estudio Barrett presentó demos con canciones de 10 minutos a las que quería agregar ruidos de motocicletas. El segundo día grabó “Opel”, una canción que tardó casi 20 años en ser editada. El 3 de mayo de 1969 se integraron los músicos invitados, estos no eran nada menos que los Soft Machine. Mike Ratledge se hizo cargo de los teclados, Robert Wyatt de la batería y Hugh Hopper del bajo. Así y todo, la forma distendida y errática de ejecutar de Barrett les hizo muy difícil a estos músicos grabar sus pistas y esto se nota. Es posible oírlos en “It’s No Good Trying” y “Love You”. La única intervención de otro músico es la de David Gilmour en “Octopus”.
Poco después se cambia al productor Malcolm Jones por David Gilmour y Roger Waters, esto pese a que las notas del estudio señalan a Barrett y a Gilmour como productores. El 26 de Junio fue la última sesión, de ella sobreviven “Feel” grabada en una sola toma y “If It's In You”. Es interesante plantearse porqué David Gilmour dejó en la mezcla final del álbum los errores al comienzo de “If It’s In You”, quizás suponía que eso agregaría algo al mito de la locura de Barrett o que le daría un toque de espontaneidad al disco, como ocurre en “Bob Dylan’s 115th Dream” de “Bringing It All Back Home”.
Existe un artículo de prensa donde Malcolm Jones (el productor de las primeras sesiones) señala que al oír “If It’s In You” en el Lp original su reacción fue, primero de rabia y luego de aburrimiento. La rabia se justifica por el hecho de que estos errores o “false starts” no agregan una atmósfera de “jam” sino que muestran a Barrett desafinado y en el peor de los casos, como si fuera incapaz de tocar una canción y esto, según Jones, jamás ocurrió en las sesiones que él produjo. Las sesiones de mezcla demoraron hasta el 6 de octubre cuando finalmente se dio a las canciones el orden que hoy conocemos.
Hay algo frágil que se nos evidencia, una conciencia en conflicto con sus propias capacidades, el límite que impone la enfermedad. Oímos un sujeto que duda, se equivoca y tartamudea, alguien podría preguntar porqué habría que escuchar música de esas características. Lo que aquí existe son básicamente bellas canciones cargadas de una emoción que nadie es capaz de obviar. En ellas el dolor y el intento de redimir ese dolor a través de las canciones son imposibles de negar. Syd Barrett existe mucho más allá de la ampulosa banda, llena de gestos grandilocuentes, que todavía es Pink Floyd. Sólo hay que pensar que, al mismo tiempo que Barrett grababa “The Madcap Laughs”, ellos trabajaban en “Umma Gumma”.
El uso de imágenes compuestas y la elección de palabras más por su sonoridad más que por su significado hacen de las letras de Syd Barrett, tal vez, las más cercanas a la poesía de entre todos los músicos, olvidémonos de Leonard Cohen, también de Dylan. Como ejemplo podría citar casi cualquier verso, pero optaré uno que escucho en este momento, de “Terrapin”: “fangs all round the clown is dark / below the boulders hiding on the sunlight is good for us”. Aquí cabe consignar otro hecho importante, la letra de la canción “Golden Hair” es un poema del libro “Chamber Music” de James Joyce, quien fue de los primeros escritores en intentar reproducir el modo en que se asocian las ideas en la conciencia de los seres humanos, sin lugar a dudas se puede decir que algo de esto hay en las letras de Barrett, como por ejemplo, en “Dark Globe” o “Feel”, canción que, dicho sea de paso, fue grabada en una sola toma y que, cito: “she misses her crawl far ley grew / heady aside in a dell inside an eye be the lonely one my bride”.
Pero Syd Barrett no es pedante, por lo que podríamos llamar su “competencia literaria”, de hecho su escritura es de un tono menor. Se parece un poco a los poemas de los trovadores y al mismo tiempo a un bufón que, entre broma y broma, va señalando verdades. Barrett nunca se toma la voz de representante de su generación, no pontifica sobre la guerra ni sobre política, no crea un himno generacional al estilo “Blowin’ In The Wind.
El mismo Barrett se ocupa de parodiar al Dylan de “Tombstone Blues” en la recientemente recuperada “Bob Dylan Blues” que tiene líneas del tipo: “I got the Bob Dylan blues and the Bob Dylan shoes / and my head and my hair is in a mess, / but you know I just couldn’t care less”, incluso hay una parte donde ya no hay parodia sino directamente burla: “Gonna write me a song ‘bout what’s good and what’s wrong about god and the war and all that” y también un poco después “Cause I’m a poet all know it, in the wind you can blow it, cause I’m Mr. Dylan the king, and I’m free as bird on the wing”.
De todos modos es imposible negar que esta crítica a Dylan viene aparejada de una buena dosis de admiración, es decir, no sería imposible entender las canciones más narrativas de Barrett, como “Here I Go”, canción donde hace una evidente referencia a su salida de Pink Floyd, sin hacer el vínculo, por ejemplo, con “Motorpsycho Nightmare” de Dylan, tanto por su humor como por la agudeza de su ironía. La canción trata de una chica que lo deja porque ya no toca en una banda famosa, entonces él le escribe una canción para que se olvide de esa banda, todo termina en el anuncio de un posible matrimonio con la hermana de la chica, todo gracias a la canción.
Bowie ha dicho que para escribir canciones imitaba el estado de inconciencia desde donde provendrían las canciones de Syd Barrett. Desde ese estilo libre habría empezado a expandir su inconsciente y a componer las canciones que grabaría en “The Man Who Sold The World”. La influencia de Barrett en David Bowie puede incluso ser tan o más importante que la de Lou Reed o Iggy Pop, además es clave para pensar en su evolución.
A mediados de los setentas, después de una estadía en un asilo mental, un noviazgo fracasado y el abandono total de las drogas, Barrett se mudó a la casa de su madre y luego a una casa a pocas cuadras de ella, en Cambridge, donde aún vive. Fuera de los tímidos fans que golpeaban su puerta, estaba en paz. Ni siquiera notó la replica de su cabeza que se paseó por la ciudad mientras se filmaban los videos de “The Division Bell” en 1994. Su familia dice que pasaba el tiempo pintando y al mismo tiempo, escribiendo un libro sobre historia de la pintura, aunque no había tenido intenciones de facilitar su publicación.
Tenía en casa una guitarra acústica, ya no su mítica Fender Telecaster. Hasta hace poco se decía que sólo escuchaba música clásica, pero para su cumpleaños del año 2001 recibió discos de Booker-T y de los Rolling Stones, los cuales escuchaba regularmente. Cuando Pink Floyd lanzó el disco recopilatorio “Echoes” la BBC presentó un documental llamado “Omnibus”, su hermana informó que habían visto juntos el programa y que Roger había disfrutado mucho escuchar “See Emily Play” aunque, en general, todo le había parecido “un poco ruidoso”. El 2003 se hicieron públicas una fotos de Barrett yendo a comprar el pan en bicicleta, estaba calvo y se veía tranquilo, esa imagen parecía reflejar la estabilidad que había alcanzado en los últimos años de su vida.
Murió el domingo 10 de Julio recién pasado a los 60 años, se sabe que sufría de diabetes aunque aún no hay seguridad de que esa enfermedad hay causado su muerte. La noticia de su muerte se hizo publica a través de los agentes de prensa de Pink Floyd quienes aseguraron que se realizaría un entierro discreto.
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