11 septiembre, 2015

'Maquilladora' de Joyce Carol Oates



Un poema de Joyce Carol Oates, publicado en la revista The Paris Review n° 109 (invierno de 1988).

MAQUILLADORA

“Siento que soy una… mierda.
Recogí un perrito perdido
En Broadway con la 90, una cosita mugrienta
que no podía siquiera ladrar. Lo llevé a mi casa,
al veterinario, lo ayudé a recuperarse casi
totalmente, luego, llegó el fin de semana
del Día del Trabajo, —estoy separada de mi marido, esa
es la cosa— Me fui a Atlantic City con una
amiga y cuando volví Skippy estaba muerto.
Supongo que se me olvidó, ahí encerrado
en la cocina, estaba tan ocupada que se me olvidó
dejarle agua y comida extra y él nunca
ladró sino que simplemente aceptó la situación…
Ahora mira hacia el techo, prometo
que no voy a pegarte un puñetazo”.

*

MAKE-UP ARTIST

“I feel like such a… shit.
I rescued this little lost terrier
on Broadway and 90th, mangy little thing
that couldn’t even bark. I took him home,
took him to the vet, nursed him back
to health or almost, then, Labor Day week-
end, —my husband and I are separated, that’s
the thing— I went to Atlantic City with a
friend and when I got back Skippy was dead.
I guess I’d sort of forgotten him, locked
in the kitchen, so much on my mind I forgot
to give him extra water and food and he never
did bark just sort of accepted things…
Look straight up at the ceiling now, I promise
I won’t jab you in the eye.”

*


FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA DE THE PARIS REVIEW

¿Cuáles son las ventajas de ser una mujer que escribe?

¡Ventajas! Son demasiadas como para enumerarlas. Pues, debido a que soy una mujer, no puedo ser tomada del todo seriamente por los críticos hombres que ponen a los autores en primer, segundo y tercer lugar en la prensa, soy libre, supongo, para hacer lo que se me dé la gana. No entiendo, ni me interesa, la competencia; ni siquiera puedo entender a qué se refieren Hemingway o Mailer, su epígono, quieren decir cuando hablan de batallar con otro talento en el ring. Una obra de arte nunca, que yo sepa, ha desplazado a otra obra de arte. Los vivos no están más en competencia con los muertos que los muertos con los vivos… ser una mujer me permite cierta invisibilidad. Como El hombre invisible de Ellison (Mis diarios, que ya deben tener varios cientos de páginas, lleva por título La mujer invisible. Porque una mujer, al ser tan mecánicamente juzgada por su apariencia, tiene la ventaja de poder ocultarse dentro de ella—puede ser absolutamente lo que ella sabe que es, en contraste con lo que los demás imaginan que ella es. No siento ninguna conexión con mi apariencia física y muchas veces me he preguntado si es que esa es parte de la libertad que disfrutan los hombres, escritores o no.

¿Puede distinguir el sexo de un escritor por su prosa?

Nunca.

¿Qué escritores hombres usted cree que han sido especialmente efectivos a la hora de representar a una mujer?

Tolstoy, Lawrence, Shakespeare, Flaubert… Muy pocos en realidad. Pero bueno, muy pocas mujeres han sido efectivas al representar a los hombres.


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